viernes, 29 de marzo de 2013

Algunos acontecimientos que marcaron la historia social y comunitaria en Cerro Norte


El barrio San Rafael, uno de los más antiguos de la zona, remonta la historia asociativa y organizacional al
comienzo de la década del 80. No surge de los relatos de vecinos que el proceso de ocupación tuviera una
planificación previa al hecho concreto, pero sí queda de manifiesto, la celeridad con que lograron una
incipiente asociación que les permitió a los primeros ocupantes darse a si mismos una forma de accionar
que priorizó lo colectivo
y los objetivos grupales de apoyo mutuo “…tener calles, marcar manzanitas, cada uno solar... se venia se tiraban un par de estacas y una piola.......con lana se median los terrenos”.
En poco tiempo, la ocupación se precipita: “fue algo que explotó en el momento”… “cuando se vio que la gente se venia y bueno… siempre algún líder tiene que haber, siempre hubo alguno que fue ordenando o explicando al que no sabía como había que hacer las cosas”. Este rol de liderazgo aparece depositado y asumido en quién seria el primer presidente de la Comisión de Vecinos.
El barrio Treinta y Tres Orientales, presenta características similares en sus orígenes, sin embargo los
relatos de antiguos vecinos, dan cuenta de algunas particularidades que parecen señalar necesidades y
prioridades diferentes: “yo vine cuando ya se empezaron a agarrar los terrenos por un anuncio que había por la radio que estaban dando terrenos para agarrar... esa fue una información por radio que estaban dando terrenos de este lado; ...cuando vinimos nosotros ya habían algunos, y otros agarrando algunas partes.... Y así nos fuimos comunicando de un vecino a otro...empezamos a medir los terrenos y así se fue armando el barrio: ...después cuando éramos unos cuantos nos ayudábamos a cerrar las partes, nos juntábamos entre cuatro o cinco vecinos y veíamos “vamos a hacer esto acá” siempre respetando la calle...todo campo, había pasto que teníamos que cortar impresionante... Estábamos horas limpiando con azadas los que habíamos agarrado los terrenos y ahí nos fuimos ayudando unos a otros y se fue armando el barrio.... Cada uno de nosotros iba a darle una mano a cada vecino, en ese sentido hubo un apoyo grande de cada vecino para ayudarnos...”De esta solidaridad colectiva y bastante espontánea, se pasa rápidamente a incipientes formas de organización: “...nosotros cuando éramos unos pocos armamos una especie de comisión y conversábamos sobre qué podíamos hacer para las calles, el alumbrado y todas esas cosas... los logros que se consiguieron para el barrio fueron las canastas y la leche.... a principio se consiguieron 20 litros de leche que había que irlos a retirar del expendio municipal que esta allí en La paloma y camino de las Tropas y después se ascendió a 80 litros de leche que había que ir todos los días a buscarlos de madrugada, yo lo hice montones de veces con el barro por las rodillas... Porqué aún no habían calles... no, no había nada... era un camino de tierra y el resto era chirca y pasto.” La necesidad de atender necesidades elementales de alimentación, da cuenta de un perfil socio económico de carencias básicas. El barrio Nuestra Casa vivió una historia similar, constando en sus primeros registros la formación de una comisión de vecinos entre junio y agosto de 1989, cuyos integrantes se planteaban como objetivos principales la construcción de un salón comunitario y acceder a bancos de materiales de construcción. Nuevamente los matices propios emergen desde las necesidades e intereses originales: comprar los terrenos ocupados, conectarse al saneamiento, gestionar servicios de recolección de residuos domiciliarios, luz eléctrica y teléfonos públicos
Los vecinos del barrio Amanecerparecen ser los asentados más recientes en términos relativos, aunque sus
historias, hechos y acontecimientos no difieren sustancialmente en la formación de un barrio construido en
los márgenes del bañado. Recuerdan que había gente que “quería agarrar terreno” por el lado del bañado;
“comenzamos a trabajar por esa zona”... “venia gente a cada rato a preguntarnos si había algún terreno para agarrar y nosotros les decíamos donde estaba libre”..., “después se habló con la Intendencia y nos dijeron que ahí no se podía (el bañado) porque no era suelo firme pero la gente hacía igual”. Desde entonces y hasta la actualidad está muy presente en estos vecinos el compromiso y la necesidad de autocontrol ante nuevas ocupaciones.No deja de sorprender cómo a pesar de las circunstancias comunes e historias similares que la memoria colectiva conserva de estos tiempos de ocupación y formación de los barrios, las características y énfasis que cada uno le imprimió a partir de sus necesidades y prioridades, están aun hoy presentes en los barrios y son parte de las particularidades que se debieron atender y preservar en el proceso de trabajo desarrollado junto con ellos.


La construcción de las viviendas particulares y las acciones para lograr “un lugar donde reunirnos”,marcaron estos tiempos de ocupación de terrenos en Cerro Norte. Nuevamente algunos énfasis diferentes surgen de los relatos de estos antecedentes comunesEn el caso de “San Rafael, las reuniones de vecinos se hacían al aire libre, hasta que el sacerdote de la parroquia San Rafael (ubicada en C. M. Ramírez y Cuba y de la cual el barrio toma el nombre), ante la solicitud de l@s vecin@s aporta en préstamo un espacio para realizarlas. Se recuerdan especialmente las campañas para recaudar fondos para construir la actual sede: la campaña del bloque, la elaboración de comidas, etc.Las primeras viviendas de material llegan al barrio San Rafael con el apoyo de la Iglesia católica a través de la parroquia; el cura párroco obró de mediador ante instituciones de EE.UU. para obtener donaciones para el mejoramiento de las viviendas. Estas solicitudes tienen su respuesta en entre los ´85 -´86: “Aquí en la sede
no quedaba un lugar para una bolsa de pórtland, puertas, ventanas…”. La selección de las familias beneficiadas con canastas de materiales, les correspondió a los representantes de la iglesia, aunque también recabaron la opinión de la comisión. A unas pocas familias que se le construyó la vivienda completa, a otras el aporte de materiales fue para el mejoramiento o ampliación. Surgen nuevamente en los relatos los recuerdos y reconocimientos hacia el presidente de la comisión de entonces, por sus características de liderazgo y asesoramiento a los vecinos en la delimitación de los lotes y el diagramado de las calles.


Los conflictos originados por enfrentamientos de poder, manejo poco claros de de economías y materiales, el desgaste de unos pocos y el desánimo de muchos, fueron elementos que confluyen en distintos relatos de
acontecimientos y episodios de algunos vecinos. Identificando en ellos, las dificultades para consolidar las organizaciones barriales y vecinales.La profundización de la crisis social y económica, la agudización de las malas condiciones de vida, también son parte de las explicaciones acerca del deterioro social y organizativo a nivel comunitario: “Ha venido mucha gente nueva, nos conocíamos toditos y había una buena coordinación, si había que hacer algo en el barrio lo hacíamos.”...“Después mientras trabajábamos todos con unas calores bárbaras...aquel estaba sentado tomando coca cola... el otro que desperdiciaba el agua del surtidor y decía – es público, es público”... “fue cambiando porque vino más gente, también se quedaban sin el trabajo que tenían y sus hijos se criaron en la calle... 




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