sábado, 27 de julio de 2013

Las cinco bandas criminales

Las cinco bandas criminales que actúan en “zonas liberadas” de Montevideo

Se trata del grupo de “El Betito” Suárez y “Los Alvariza” en Cerro Norte, “Los Bartolo” en el Marconi, y la “Familia de la Chinga y el grupo de “El Chelo” en el Borro, según informa Búsqueda

La Policía ha identificado a cinco “bandas criminales” que actúan con cierta impunidad en “zonas liberadas” determinadas de Montevideo en donde venden droga, alquilan armas y prestan todo tipo de servicios criminales.

Así lo establece un artículo publicado este jueves por el semanario Búsqueda de acuerdo a lo que le informan fuentes policiales de alto rango que identifican a las bandas por zona y con nombre y apellido.
Esta lista está comprendida por el grupo de “El Betito” Suárez y los hermanos Alvariza en Cerro Norte, “Los Bartolo” en el Marconi, y la “Familia de la Chinga y el grupo de Marcelo “el Chelo” Panizzi en el Borro.
Indican que cada banda suele nuclearse alrededor de una familia que le da nombre a la misma y que si bien el número de integrantes varía, casi siempre superan los 20 integrantes. Sus negocios incluyen la venta de droga, alquiler de armas, la vena de servicios de “sicariato” y que asesinan para dirimir sus conflictos.
De acuerdo a lo que las fuentes de la Policía le comunicaron a Búsqueda, por más que se tengan identificadas a las bandas y a sus cabecillas se hace difícil capturar a sus integrantes por varios motivos. Indican que los líderes muchas veces están presos y dan órdenes desde la cárcel, pero además, cuentan con pocas pruebas y la complicidad de los vecinos que por miedo optan por no decir nada cuando la Policía investiga. Y que incluso, tampoco declaran los familiares de las víctimas por miedo a que ajusten cuentas con ellos mismos.
Aseguran que todavía la situación no se ha salido de las manos, al punto tal que haya que hacer como en Brasil que los militares ingresan a las favelas. Pero advierten que esto podría suceder en Uruguay. Las fuentes dijeron que “los líderes de las bandas poseen una gran estrategia para la supervivencia pero poca mentalidad para los negocios a largo plazo. Lo que no quita que en algún momento aparezca uno que tenga esas características”.
El perfil de cada banda:
”El Betito”
”Betito” Suárez está encarcelado en el Penal de Libertad y es el líder que más preocupa a las autoridades. Él llegó a declarar que tenía 50 subalternos a la orden, pero la Policía dice que ese núcleo es de alrededor de 15.
Debido a la evidente acción del criminal desde la cárcel, se decidió aislarlo. De todas formas, los hermanos de Betito, que están en libertad, actúan en su nombre.
Los Alvariza   
Actúan en el mismo barrio que la banda de El Betito, pero según se sabe, no hay pica entre ellos porque el Cerro Norte da para que las dos bandas compartan la zona de “negocios”.
Búsqueda establece que “Los hermanos Alvariza” son una banda que nuclea alrededor de 20 criminales cuyas principales tareas son las rapiñas, robos a depósitos de drogas y el “sicariato”.

La Chinga” 
El jefe de La Chinga, El Baby, está preso y su hijo fue asesinado por un conflicto. Venden droga y en este momento están enfrentados a pequeños distribuidores que se dedican al “narcomenudeo”.

“El Chelo”

La banda de “El Chelo” debe su nombre a Marcelo Panizzi que se encuentra detenido. Es dirigida por su hermano y tiene su negocio principal es el narcotráfico. Además, tienen un pequeño arsenal de armas que alquila para que los demás utilicen en sus delitos.
“Los Bartolo” De acuerdo  a las fuentes citadas por Búsqueda, esta banda es la que mejor control ejerce sobre su territorio. Los vecinos no colaboran ya que son víctimas de acosos permanentes, varios deciden ir y los que se quedan son “campanas” para la banda ayudando a avisar cuando se acerca la Policía.

Barrios Privados: miedo, estigma, resentimiento

La aparición de barrios cerrados constituye un fenómeno urbano que ha tomado gran relevancia en las últimas décadas en diversos países. El origen de los barrios cerrados está asociado a diversas causas, siendo la violencia urbana y la inseguridad las más importantes en la actualidad. Sin embargo, para lograr una visión más acabada de este fenómeno es importante considerar no sólo las causas que dieron origen a estos emprendimientos urbanos, sino también las consecuencias, principalmente en términos del tejido social y del proceso de segregación social urbana que está implícito en su desarrollo. 

¿Qué es lo nuevo de los barrios cerrados? 

Los barrios cerrados constituyen un nuevo fenómeno urbano. Sus principales rasgos son los siguientes: 

se encuentran rodeados o cercados por muros, puertas y rejas que son barreras físicas; 

el acceso a ellos es restricto, impidiendo la entrada de los "no-queridos" (lo que es avalado por la legislación ad-hoc) lo cual hace la segregación social urbana más evidente y visible; 


 generalmente están ubicados muy próximos a barrios pobres e incluso villas inestables, por lo que las diferencias sociales y la in equidad social se hacen evidentes; 


 sus habitantes buscan homogeneidad social y un estilo de vida determinado; 


constituyen una solución para algunas familias en relación a la inseguridad urbana y la delincuencia;


 y  privatizan el espacio público. 

Causas y efectos de la aparición de barrios cerrados 


El aumento de la inseguridad y la violencia urbana y la incapacidad del Estado para asegurar ciertos servicios considerados básicos, como es la seguridad ciudadana; la progresiva desaparición en la ciudad del sentimiento de comunidad; el aumento de la desigualdad social y el acrecentamiento de la brecha entre pobres y ricos, sumado al deseo de lograr status y cierta homogeneidad social por parte de algunos grupos sociales; el deseo de mayor contacto con la naturaleza o de un "estilo de vida diferente" y el impulso, por parte de los desarrolladores urbanos, de una nueva "moda" urbana, influenciada por el "American way of life". 


Entre sus efectos sociales más negativos se encuentra el tema de la segregación social que ellos generan al constituir enclaves exclusivos que se aíslan de la ciudad y transforman barreras físicas en barreras sociales. Las puertas, barreras y dispositivos de seguridad refuerzan la segregación social urbana y establecen claramente la división entre "los de adentro" y "los de afuera". Este es el efecto más importante en el tejido social. Además, tiene implícito un cierto sentimiento de intolerancia hacia la ciudad abierta y los problemas sociales que se dan en ella. Entonces, si bien los barrios cerrados son un caso extremo de segregación social urbana, donde las diferencias sociales entre el afuera y el adentro no pueden obviarse, cabe preguntarse ¿en qué medida ellos también refuerzan esta segregación al no tener vinculaciones con las áreas circundantes? Y, en este sentido, ¿hasta qué punto los barrios cerrados pueden aislarse por completo de la ciudad abierta? Y, por lo tanto, ¿en qué medida estos conjuntos residenciales pueden ser autosuficientes? 



Asimismo, los barrios cerrados tienen grandes efectos en la vida de sus habitantes, pero principalmente en el caso de los niños que son criados dentro de ellos. Por un lado, los niños desarrollan una percepción muy fuerte entre "los de afuera" y "los de adentro" y las diferencias sociales implícitas en esta división. Por otra parte, en ocasiones se les hace difícil entender otras realidades sociales diferentes a las propias, ya que tienen escaso contacto con ellas. Además, los niños que pasan mucho tiempo dentro de los límites del barrio llegan a desarrollar una suerte de agorafobia, resultándoles imposible transitar por la ciudad abierta. 

La supuesta inexistencia de peligros dentro de los límites del barrio lleva en algunos casos a un alto grado de desentendimiento por parte de algunos padres de las actividades recreativas de sus hijos y a un debilitamiento del control sobre los niños. En ocasiones, son los propios guardias de seguridad quienes deben hacerse cargo del cuidado de los niños y del control del cumplimiento de normas básicas como lo son las velocidades en los que circulan los niños en automóviles o cuatriciclos.
 



La segregación social se hace más evidente en la medida en que los residentes de los barrios cerrados tienen escasa o nula relación con los vecinos de los barrios de los alrededores. 

El Estado también contribuye a fomentar este proceso de segregación mediante la permisión del desarrollo de este tipo de emprendimientos privados. Asimismo, el no satisfacer la demanda ciudadana de seguridad en la ciudad, lleva a que aquellos "privilegiados" que pueden satisfacer esta necesidad por sus propios medios (contratación de seguridad privada o residencia en un barrio cerrado con seguridad las 24 horas) lo hagan, aún cuando sea una solución individualista que no modifica las causas del problema.
 




Los barrios cerrados constituyen un caso extremo del fenómeno de segregación social urbana que se está agudizando en las ciudades. Ellos buscan dar respuesta a un problema social muy grave, como es el tema de la inseguridad y de la violencia urbana. Sin embargo, constituyen una solución que sólo unos pocos "privilegiados" pueden conseguir. Por otra parte, no actúan sobre la causa del problema, sino sobre sus efectos. 



Estos conjuntos urbanos destinados a alojar a las clases medias y medias altas son un fiel reflejo de la sociedad actual donde prima el individualismo por sobre la solidaridad y el bien común. Se establece una relación "desigual" al privatizarse el espacio público en beneficio de unos pocos, pero requiriendo igual los beneficios que la ciudad abierta y pública provee a todos los ciudadanos. 



El resultado es entonces un proceso complejo de segregación social urbana, producto no sólo de causas estructurales, sino también de las decisiones tomadas por los propios actores sociales, que es cada vez más explícito y donde las diferencias sociales no pueden ser obviadas. La brecha entre los ricos y pobres, los que tienen o no tienen, los que viven seguros en la ciudad y los que no, se hace cada vez más amplia y parece más difícil de cerrar.





En Uruguay: 


Hay quienes eligieron estar más aislados del mundo exterior. Tener que viajar casi una hora si trabajan en el Centro y subirse sí o sí a un auto para ir a comprar un litro de leche o ir a la farmacia. 

Esa es la realidad de al menos 500 uruguayos, que decidieron vivir en un barrio privado. Allí, tras los alambrados que cercan el perímetro y una importante seguridad en la entrada, hay una urbanización con sus propias calles, reglas y mucho, mucho verde. Para ingresar a esos barrios hay que tener autorización de alguno de los dueños de las viviendas o terrenos. No poseerla, significa simplemente quedar afuera. Cualquier persona debe dejar en la entrada su nombre e incluso su documento de identidad. Lo mismo sucede a quienes trabajan en las casas o en servicios a los propietarios. 

Es evidente que los barrios montevideanos ya no son los que acostumbraban. Paulatina pero sostenidamente han comenzado a ghettizarse, por un lado, y a fortificarse por otro. Tal vez el punto de inflexión de esta metamorfosis se diera en los años 70, con la tugurización del centro de la ciudad, que era un centro a la vez administrativo, comercial, y social. Hasta entonces, la vida ciudadana confluía en el centro -incluso existía una etiqueta, un vestuario, que señalaba que los montevideanos, cuando iban al centro, se dirigían a un punto urbano cargado de ritualidad. Por contrapartida, en los barrios de composición heterogénea se daba una vida no ritualizada. Eran un espacio de interacción (lo mismo que sucedía en la educación primaria y secundaria pública) entre indiviuos de extracción diferente. 

Progresivamente se ha verificado un desplazamiento de la vida urbana, que ha comenzado a encerrarse en los barrios. Esto se ha dado por intereses del capital, por el aumento de servicios, pero también por la creciente inequidad que enfrenta el país y que ha hecho carne en la vida urbana. 

Al mismo tiempo, en los barrios ha ido desapareciendo la interacción entre las distintas clases, y, por el contrario, de manera creciente, están marcando la separación en clases estancas. La interacción, que antes se daba en distintos puntos de la ciudad, se ha ido limitando al barrio (y éste, a su turno, ha testimoniado la homogeneización de sus residentes). Por un lado, los marginados; por otro, los que se autoexcluyen en zonas residenciales privadas y cercan de rejas sus casas. La territorialización (y tribalización) que ganaron terreno a los viejos modos de intercambio responden sin duda a que, junto con la desigualdad, han crecido la violencia y la inseguiridad en la vida urbana. 

Pero, independientemente de su necesidad, no cabe duda de que tanto ghetto como rejas, además de emblema, son catalizadores de este cambio. Consignar este hecho no implica melancolía ni por el abandonado centro de la ciudad ni por la grisura mesocrática que servía para ocultar las 
diferencias. Implica por el contrario que, del modo que se está gestionando, la exhibición de la desigualdad no está favoreciendo la interacción en diferencia (que sería el elemento cultural y socialmente enriquecedor). Ghetto y rejas son la contracara de una centrifugación, que tiene aceleración propia y que, vaciando el centro (no urbano sino institucional) y debilitando eso que llaman entramado social - del modo que lo está haciendo - sólo pueden conducir al miedo, al estigma y al resentimiento.
 


Canelones es el lugar donde los barrios privados tienen más personas viviendo de forma permanente. Son 489 según datos del Instituto Nacional de Estadísticas del censo de 2004. Allí, en la zona que tiene como eje a Camino de los Horneros (que nace en el quilómetro 31 de la ruta 101) coexisten ocho clubes de campo. 

Barrios privados cerrados y abiertos, bosques urbanizados y fraccionamientos para chacras marítimas exclusivas son las nuevas formas de vivir que ofrece Maldonado. 

A lo largo de 70 kilómetros de costa, desde José Ignacio a la Laguna del Sauce, hay numerosos emprendimientos. Veramansa (parada 42, con edificios y lotes para residencias), Villa del Faro y Pinar del Faro en José Ignacio, Laguna Estates (en Manantiales) son algunos de los proyectos más representativos del modelo country que en Punta del Este se encuentra en plena expansión. 

Aunque tienen servicios y comodidades como para vivir todo el año, se trata básicamente de residencias de veraneo con un acento importante en la recreación. 

En Rocha hay varios proyectos en distintas etapas. Uno de ellos, ubicado entre la playa de La Viuda y el kilómetro 298 de la ruta 9 se construye Chacras de la Laguna Negra, un club de campo con 64 terrenos de entre 4.000 y 5.000 metros cuadrados. Andrés Beyhaut, uno de los responsables de la iniciativa, dijo a El País que 16 de las chacras ya fueron comercializadas. 

También hay varios en otros barrios privados en desarrollo en Soriano, Colonia y San José. 




Este estilo de vida está dirigido a ciertos sectores de población que adquieren sensaciones de falsa seguridad alrededor de estas urbanizaciones. 


A medida que se producen ghettos urbanos se acentúa la violencia y la inseguridad, la experiencia internacional demuestra que la segregación espacial -si bien a nivel individual de una familia puede parecer una solución- a nivel social acentúa la desintegración. 


Reapertura del Salón Comunal del Barrio Artigas

Reapertura del Salón Comunal del Barrio Artigas
El sábado 20 al mediodía ya estaban sonando los equipos que animarían la reapertura del Salón Comunal del Barrio Artigas. El escenario dispuesto en el frente, telas de colores y banderas adornaban el lugar.
Los vecinos comenzaron a llegar al igual que estudiantes del primer año de la Facultad de Arquitectura que armaron dentro del salón una muestra interactiva, donde se podía participar de juegos, entrevistas y otras movidas.
A las 15 comenzó formalmente la fiesta con palabras de Máximo, integrante de la Comisión de Vecinos: “Hemos recuperado el salón, para nosotros fue un principio de lucha y de guía. Luego de veintipico de años ocupado y con el esfuerzo de muchísimos vecinos lo hemos recuperado”. 
Agradeció a todos quienes han compartido actividades en el salón “los grupos de ISEF de gimnasia, de la Universidad de la República, de diseño y de medicina, al grupo de teatro comunitario del Cerro que está desde el 2006 en el barrio y a todos los vecinos y vecinas que se han acercado”.
Gabriel Otero, alcalde del Municipio A subió al escenario junto a los concejales municipales Lourdes Apostoloff y Nelson Moreira; y destacó el esfuerzo de los vecinos para lograr recuperar el salón.
Por último se invitó a subir al escenario a Alba Antúnez, directora del Programa Esquinas de la Cultura de la Intendencia de Montevideo, quien lamentó “la falta de cámaras de televisión como suele pasar con todo lo que es positivo en nuestros barrios donde generalmente sale lo malo y hay tanto bueno”.
Con el sol que se abrió entre las nubes comenzaron a actuar las murgas. La Murga de abuelos del Tres de Abril fue la primera, luego Murga La Redondita del taller que se realiza en el anfiteatro Canario Luna en el Cilindro, que invitó a subir al escenario a vecinas y vecinos, ¡hasta el Alcalde se cantó una!
El cierre estuvo a cargo de la murga de chiquilines y chiquilinas del Centro Cultural Bella Italia Espacio Murga. Las tres murgas surgieron de talleres de Esquinas de la Cultura y tienen la conducción de Diego Mutizabal. Pero la fiesta no quedó por allí, luego de terminadas las actuaciones y mientras que se desarmaba todo dentro del salón se improvisó un baile.
Sin dudas la barriada era una fiesta, los integrantes de la comisión y los participantes del taller de teatro comunitario que se realiza en el Salón estaban contentos. Una nueva etapa comenzó, recuperar el salón, que en otras épocas fue utilizado como sede de un Centro Caif y luego ocupado y vandalizado, es algo muy importante. Fue un gran esfuerzo de los vecinos para hacerlo y reconstruirlo.

Javier Cáceres
Gestor de Esquinas de la Cultura
Municipio A


Instalan Destacamento Policial en predio del Trocolli

Instalan destacamento policial en los accesos ante ola de robos

Los accesos vienen siendo noticia por pedreas y robos a vehículos. En el destacamento actuarán Guardia Republicana y la Policía Caminera.

El Ministerio del Interior instaló un destacamento policial en los accesos a Montevideo, frente al estadio Luis Tróccoli, para incrementar la vigilancia en esa zona a raíz de la creciente ola de rapiñas y pedreas a los automovilistas.
Varios camiones y palas mecánicas acondicionaron y nivelaron el terreno, que fue cedido por el Club Atlético Cerro para la instalación del destacamento. Este jueves se acondicionaron cuatro contenedores que oficiarán de estructura edilicia.
El proyecto contempla además parquizar la zona plantando árboles y generando espacios recreativos.  


Inseguridad he impunidad en Cerro Norte

Aumentan casos de robos a vehículos en los accesos a Montevideo 




En las últimas semanas se han incrementado las denuncias de pedreas y robos a automovilistas en los accesos a Montevideo por las ruta 1 y 5.
El vocero de Policía Caminera, Hugo Pacheco, confirmó la situación y dijo que los agentes patrullan la zona con la intención de prevenir las pedreas a los ómnibus y automovilistas que circulan desde y hacia la capital por los accesos de la zona oeste.
Quienes arrojan piedras contra los vehículos buscan que sus conductores se detengan y en ese momento los asaltan. Luego corren a esconderse en los asentamientos de la zona, alejándose de la policía caminera, que solo tiene jurisdicción sobre las rutas nacionales.
FUENTE: SUBRAYADO

IMM rodeó PTI del Cerro con cerca eléctrica por ola de robos

Aunque la medida ayudó a disminuir el ingreso de personas ajenas al parque, no se pudo terminar con los constantes robos.

La Intendencia de Montevideo rodeó con una cerca eléctrica el Parque Tecnológico del Cerro, para evitar la ola de robos
Debido a los constantes robos al Parque Tecnológico Industrial del Cerro, la Intendencia puso una cerca eléctrica en todo el perímetro: unos 790 metros. Las obras incluyeron la colocación de postes con tejido y el levantamiento de muros.
Según se informó, estas tareas finalizaron hace unos días y se realizaron de acuerdo a la normativa del Ministerio del Interior. Desde el Parque Tecnológico se informó que esto contribuyó a evitar el pasaje de personas ajenas, pero que no terminó totalmente con los robos.
La Intendencia colocará además focos lumínicos y cámaras de video vigilancia en el entorno del parque.
FUENTE:  SUBRAYA

HURTO QUEDÓ REGISTRADO POR LAS CÁMARAS DE TELENOCHE

 Cómo roban en Cerro Norte

Los delincuentes realizan una barricada en la calle. Esperan que pase un auto, le piden un "peaje" o directamente le rompen el vidrio para robarle.

Varios adolescentes cometen hechos de vandalismo contra conductores en Cerro Norte. La modalidad: los delincuentes realizan una barricada en la calle e impiden el pasaje de vehículos; en ese momento lo aprovechan para cobrarles peajes a los conductores o directamente romperles un vidrio para extraerles algo que lleven dentro.
La situación fue denunciada por los vecinos y registrada por las cámaras de Telenoche. 
Esta clase de incidentes suelen ocurrir en Santín Carlos Rossi entre la Ruta y Carlos María Ramírez frente al Estadio Luis Troccoli, según el informe presentado esta noche.
Un vecino otorgó un video al informativo de Canal 4 donde se podía ver como un grupo de jóvenes armaban las barricadas. Luego, cuando el periodista Leonardo Pedrouza realizaba una nota en el lugar, se cometió un hurto a pocos metros. En la esquina donde se produjo el altercado estaba el comisario de la seccional de ese barrio, quien tuvo que pedir refuerzos antes de interceder.
Luego de realizar los bloqueos, los adolescentes se tiran encima de los autos y solicitan monedas. Algunos automovilistas sacan sus armas para amedrentar a los sujetos. Otros, desde las ventanillas les tiran las monedas lejos para que las vayan a buscar, de acuerdo al periodista.
Según informó, los delincuentes actúan en grupos de cuatro o cinco integrantes. Las edades de los individuos oscilan entre los 10 y 14 años. También manifestó que existe cierta complicidad de jóvenes de 16 años que se ubican cerca de las viviendas. Estos últimos serían quienes dan las órdenes a los primeros.
Los bloqueos son construidos con cualquier objeto: adoquines, escombros, basura, ramas, etc.
“Ponen hasta la basura de las volquetas para cerrarle el paso a la gente. Una noche me agaché y empecé a sacar hasta palmeras y me relajaron toda. Me insultaron, me tiraron piedras y no pasó nada. Yo seguí. Al otro día fue la Policía a sacar esos escombros. La situación se repitió al día siguiente. Ya no sabemos lo que vamos a hacer”, expresó una vecina de la zona.
FUENTE:  EL PAIS DIGITAL





jueves, 4 de julio de 2013

Problemática del CAIF La Luz en Barrio Las Torres

Quien suscribe madres,padres y vecinos de centro caif"laluz"en barrio "las torrea":Quisiéramos diriguirnos a usted con motivo de expresar nuestra problemática a la fecha. El 19 de diciembre de 2012 ,nos informaron el cese de la organización civil que estaba al frente del caif (CIDES),por problema administrativos (sin competencia para los padres). Trayendo para nosotros una gran problemática,dado que a esa fecha ya no era posible colocar los niños en otro centro ,por la gran demanda que existe. Los padres desde esa fecha tuvimos una constante lucha por lograr la re apertura del centro,reclamando a Inau y Plan caif una solución para nuestros hijos .Logrando así que se cambiara la organización civil (CIDES)y se tomara a (CEPID)(organización que trabaja en forma responsable en catedra de fátima) . Para esa fecha nos encontrábamos con casi el 100% del problema solucionado. Teníamos una nueva organización con un proyecto de trabajo muy bueno y esperanzador para los niños y el barrio.Estando con todo organizado para comenzar a trabajar:plan caif, CEPID, nuevo personal y nuestros hijos ,tuvimos la sorpresa de que el Sr Párroco, Fernando García había desde hace 2 años dado el desalojo del local,con 1 año mas de prórroga venciéndose en diciembre de 2012 Careciendo los padres,asociación CEPID y Plan caif de esta situación,ya que los únicos que tenian esa información era la asociación que fue retirada CIDES no habiendo entregado ninguna documentación previa de desalojo . A la fecha nos encontramos sin lugar físico para poder continuar con la re apertura del caif;dado las condiciones del barrio es muy difícil conseguir un alquiler adecuado para nuestros hijos . Mediante la gestión de los padres ,se logro una donación de un predio(terreno)en el barrio,para la construcción de un nuevo caif. El día miércoles 3 de abril tuvimos una reunión con el sacerdote Fernando García.junto a plan caif,CEPID y padres buscando una solución que nos permita continuar con la atención de nuestros hijos hasta el mes de diciembre del presente año .Obteniendo como respuesta un total NO del Señor García evitando así la continuidad de nuestros proyectos y la atención de nuestros hijos,al no permitir el alquiler de los salones adjuntos solo hasta el mes de diciembre del corriente año. Por tal motivo nos dirigimos a usted como nexo para intervenir en la irrevocable decicion del párroco .Nuestro pedido es poder continuar como centro caif y asistiendo a casi 100 niños de entre0 a 4 años como se a echo durante 8 años en ese local . Comprometiéndonos los padres ,asociación y plan caif a cuidar el lugar ,mantener el orden y limoieza del mismo Lo saludan atentamente y confiamos en encontrar todos juntos una solución para todos los niños del barrio.

FUENTE:  M Edith Caquias


Termitas Participativas cuentan sobre su cooperativa

El próximo sábado 6 de julio se emitirá por el canal de televisión TNU el corto audiovisual "Termitas participativas", realizado por el Subprograma Infancia –

 Animación Sociocultural y Recreación del Programa Apex junto a la Escuela Nro.271 “Ana Frank”. El mismo ya pudo verse el 1º de julio en el Programa “Hacé y mostrá TV Comunitaria” de Árbol Televisión Participativa en “Tevé Ciudad”.

El audiovisual "Termitas participativas", de carácter testimonial, recoge las voces de los niños, niñas y adolescentes que forman parte de esta cooperativa escolar: “Somos niños y niñas de 5to y 6to de la Escuela No. 271 “Ana Frank” de Cerro Norte que integramos una cooperativa escolar de producción de mermelada.
Hacemos dulces de diferentes gustos y luego hacemos la propaganda y vendemos en el barrio.
Para producir, si bien todos pelamos y picamos, nos organizamos en equipos para ser más efectivos al trabajar.
Unos reparten los utensilios de trabajo, otros pesan los ingredientes y al terminar otros lavan los utensilios y limpian el salón. Luego cuando está pronta la mermelada, un equipo lava los frascos, envasa y etiqueta. Reunidos en asamblea decidimos todos nuestros asuntos y qué hacer con la ganancia. Por lo general nos gusta usar nuestro dinero en paseos y campamentos”. La “Cooperativa Las Termitas” es una experiencia que tiene 16 años en la Escuela No. 271 “Ana Frank” de Cerro Norte, en la que han participado de forma voluntaria alumnos de 4to, 5to. y 6to. Año, Maestras y colaboradores.
Se trata de una Cooperativa escolar de producción de mermelada en la que niños, niñas y adolescentes realizan todo el proceso de producción, envasado, etiquetado y venta de la producción desde los principios y valores cooperativos de igualdad, equidad, democracia, responsabilidad, ayuda mutua y solidaridad.
 La propuesta no sólo está vinculada a la Educación Cooperativa sino que es atravesada por aprendizajes curriculares:geometría, promoción de la lectura, alimentación saludable, higiene, cálculos matemáticos, oralidad, etc.
FUENTE: APEX CERRO

El Faro Cerro de Montevideo



El Faro Cerro de Montevideo está ubicado en la Fortaleza General Artigas.

Fue inaugurado e iluminado por pirmera vez el 4 de abril de 1802 y es una torre circular de mampostería, con una cúpula e edificaciones al pie. En 1942 el sistema lumínico fue electrificado, reemplazando a las lámparas a vapor de querosén por una lámpara incandescente de 1500 vatios de potencia.

 El faro tiene una altura total de 148 metros, lo que permite que la entrada al puerto de Montevideo sea más segura. Inauguración: 4 de abril de 1802 Altura focal: 148 metros Posición: 34º53'18"S/56º14'34"W Elevación: 148 metros. Alcance lumínico: 19 millas naúticas (35 kilómetros).
 Alcance geográfico: 30 millas naúticas (56 kilómetros). Características: Tres destellos blancos cada 10 segundos. Descripción: Torre circular de mampostería y edificaciones al pie.
Con una cúpula blanca. Tiene una altura de 8 metros sobre la cima del Cerro.
 Su primer sistema lumínico era de luz fija y estaba conformado por 20 candilejas que funcionaban con grasa de potro que se obtenía de un saladero del Paso Molino.
 Posteriormente fue agregado un mecanismo giratorio ideado por el Presbítero José Ignacio Arrieta, lo que permitió dotar al faro de una señal lumínica característica. En 1907 se instaló un sistema óptico lenticular (construido por la Casa Henry Lepaute de París).
 Tal innovación coloco a este faro entre los más importantes del mundo con un alcance luminoso cercano a las 30 millas náuticas. Años más tarde en 1942 el sistema lumínico fue electrificado, reemplazando a las lámparas a vapor de querosén por una lámpara incandescente de 1500 W de potencia.
 Historia La Real Orden dada en San Ildefonso, el 30 de setiembre de 1799, ordenó la construcción del Faro en el Cerro de Montevideo. A pesar de la renuencia del Consulado de Buenos Aires para emprender la obra, de indudable beneficio para el puerto rival de Montevideo, las reiteradas gestiones de los comerciantes de esta ciudad -justamente alarmados por las contínuas pérdidas de vidas y bienes causados por los naufragios- lo obligaron a salir de su inercia y a ordenar la construcción del Faro en el Cerro.
 Con su torre, sobre la cumbre del Cerro, el Faro alcanzaba una altura focal de 148 metros sobre el nivel del mar, con un alcance geográfico de 30 millas y lumínico de 19,5 y una intensidad luminosa de258.000 candelas, que emitía tres destellos cada diez segundos. El 4 de abril de 1802 se armó la máquina de la Farola y esa misma noche se encendió con 20 luces. Funcionaba con veinte candilejas de barro alimentadas con grasa que se obtenían en un saladero ubicado en Paso Molino. La Farola del Cerro fue el primer faro que hubo en el Río de la Plata, cuyo comercio tomó poderoso auge en el año de su inauguración: sólo a Montevideo vinieron, en 1802, 188 navíos de ultramar y 646 buques de cabotaje. Hacia 1818 este mecanismo fue sustituido por otro, ideado por el ingenioso e ilustrado Pbro. José Arrieta, consistente en un sistema rotativo que permitía girar el Faro por medio de cuerdas, al mismo tiempo que se cambió la grasa de potro por aceite para alimentar el alumbrado de las candilejas.

 En 1836 debió construirse un nuevo faro, pues el primitivo había sido deshecho por un rayo. La Farola, reconstruida, siguió funcionando regularmente hasta el 6 de junio de 1843, fecha en que fue destruida por el ataque realizado a la Fortaleza por fuerzas del ejército sitiador de Montevideo, durante la Guerra Grande. Una nueva farola, construida sobre la antigua torre de la primera, fue encendida en la noche del 16 de julio de 1852. El sistema giraba alrededor de un eje vertical, impulsado por un rústico aparato de relojería y la duración del eclipse era de dos minutos. La farola del Cerro fue el primer faro que hubo en el Río de la Plata. En el año 1799 se presupuestó la obra en 1661 pesos, dándose comienzo a ella por el año 2. El año 4 estaba concluida. Al principio fue de luz fija, Iluminándose con candilejas de barro.

 El padre Arriera, hombre inteligente, se propuso arreglarla de otro modo, haciéndola girar por medio de cuerdas. Y así, gracias a su mecanismo, la luz de la farola fue giratoria. Pero años después, en tiempo de los portugueses, dejó de haberla ni fija ni giratona, porque se dió al trasto con la Linterna, como decía el príor del Consulado el año 17, y no se rehabilitó para el servido hasta setiembre del año siguiente, mediante su recomposición, en que tuvo pnncipal parte nuestro buen padre don José Arriera, que a todo se prestaba tratándose del bien, enseñándolo como preceptor de una escuela a practicarlo con su ejemplo a sus discípulos, haciéndose acompañar de los más aplicados en sus excursiones al Cerro.
 Desde entonces desaparecieron las candilejas de la farola, sustituyéndose con alumbrado de aceite, sirviendo la luz fija de nuestra atalaya, de guía al navegante del Río como mar descubierto por Solís que baña nuestras costas. Corría el año 1836 cuando una centella vino a inutilizar la farola del Cerro, interrumpiendo su servicio por un tiempo. AIlá fue otra vez nuestro padre Arriera a componerla.
Cinco meses duró la interrupción, hasta que al fin, en Junio de ese año, quedó completamente restablecida para el servicio, bajo la dirección del buen Arriera. Como unos 15 días se alumbró con 6 u 8 quinqués. pero por la economía de aceite quedó reducida a sólo dos. Siete años después, su luz se eclipsó por completo, a causa de haber SIdo destruida la farola en el año 43 por los fuegos de los sitiadores de esa época, no volviendo a restablecerse hasta el 52, en que volvió a funcionar sin interrupción.

 Isidoro de Maria (Montevideo antiguo: Tradiciones y recuerdos. Primera edición, 1887)

lunes, 15 de abril de 2013

Barrio Las Torres - Calles con pozos y sin luz

Conversando con el Sr. Martínez, nos explicaba la peligrosidad de transitar por las calles del Barrio Las Torres, muchos pozos, escasa iluminación, lo que ha generado accidentes graves.


Dos niñas graves al quedar atrapadas en incendio en finca del Cerro


Poco antes de las siete de la mañana de este lunes estalló un incendio en una vivienda situada en Carlos María Ramírez y camino Cibils.
Policías de la seccional 24a. y bomberos concurrieron al lugar de donde rescataron a dos niños de 5 y 7 años que sufrieron quemaduras de suma gravedad al quedar presa de las llamas.
Ambas debieron ser internadas en estado desesperante en el hospital Pereira Rossell.

FUENTE:  CAUSA ABIERTA

Cruda recorrida por el Barrio Brazos Unidos



  Publicado el 14/04/2013

Duele recorrer este barrio y ver como los gobiernos condenan a vivir a los niños en condiciones infra humanas. Todo esto frente al Batallón nro. 13 en Av. de las Instrucciones, a metros de la Gruta de Lourdes. Programa 103 emitido desde este asentamiento, donde con cada lluvia intensa se inundan todas las casas, corre peligro la vida de decenas de niños que allí habitan en un lugar totalmente insalubre, con toneladas de basura a lo largo del cauce de agua. Ya no hay más tiempo para perder y hay que realojar a todas estas familias en otro predio, todas juntas para mantener la unidad que se vive allí entre los vecinos.

 Liber Trindade
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cel. 094431828

Siguen las pedreas a vehículos en los accesos

Exigen medidas de seguridad 
ante pedreas contra ómnibus


En el día de la fecha, en Telenoche Central, un jerarca de la empresa de ómnibus CITA, denuncia que son victimas de constantes pedreas en los accesos, especialmente próximo al Cerro de Montevideo. Ruta 1 y Av. Santin C. Rossi. La empresaria entrevistada, manifestó que hace tiempo, vienen reclamando medidas de seguridad en esa zona. Señalan, que las pedreas son efectuadas en su mayoría por jóvenes y que son una constante. "Esto pasa todos los días, a veces se da cuenta y otras no, según la importancia del hecho". Las pedreas a vehículos, para Caminera, "no constituyen en sí un problema de tránsito, sino que se trata de un acto de vandalismo que conlleva en la alta potencialidad que un vehículo apedreado pueda accidentarse".
Pero no solo los omnibus con victimas de estos actos vandalicos, tambien lo sufren, peatones, taxistas y autos particulares. En algunos casos se han registrado heridos de entidad. Por el momento, no hay

respuesta desde el Ministerior del Interior.

viernes, 12 de abril de 2013

Los vecinos del Cerro tienen una sala velatoria pública

La obra fue la que tuvo más votos en el Presupuesto Participativo. Es la primera que hay en el Oeste de Montevideo. 

Los vecinos de la zona oeste de Montevideo carecían de un lugar cercano donde despedir a sus fallecidos. 
La zona aumentó significativamente su población a partir del 2002 y el servicio fúnebre no estaba cubierto.
La sala fue propuesta por los vecinos en el presupuesto participativo 2008. Fue la obra con mayor apoyo en la historia de la convocatoria.
La sala municipal más cercana era la situada en la calle General Flores. 
La obra costó 7 millones de pesos.El nuevo servicio atenderá a los vecinos de los barrios: Paso de la Arena, Nuevo París, Belvedere, Prado, La Teja, Cerro, Casabó, Pajas Blancas, La Paloma Tomkinson, Tres Ombúes Y Pueblo Victoria.





En estado de emergencia

Con un pasado de marginación que lleva décadas y un presente complicado, los vecinos de los complejos 19 de Abril y 19 de Junio en Cerro Norte, hacen lo que pueden para convivir con la violencia. 

Fabián Muro

"Sabés qué es esto?", pregunta uno de los vecinos más antiguos del 19 de Abril y muestra una bolsita de nylon. La asociación es inmediata: "Pasta base". El vecino ríe con ganas. "¡Yo sabía!", dice y empieza a abrirla. En vez del polvo amarillento aparece una "palanca" de marihuana. "Andá, traeme unas hojillas, mi amor", le pide a su nieta, una preciosura de ojos negros y grandes que sale disparada por los estrechos pasajes del complejo a buscarlas.
Una vez armado el porro, el vecino, que no quiere dar su nombre, le da unas pitadas mientras acaricia la cabeza de su nieta. "Vivir acá es como vivir en cualquier parte", apunta, cuando ya tiene los ojos rojos. Dice tener varias heridas de bala.
Vive en un complejo que se construyó hace 32 años. Del otro lado de la calle Rio de Janeiro está el 19 de Junio, dos años más viejo. Iban a ser una solución transitoria, pero ahí siguen, reproduciendo marginación y violencia en el corazón de uno de los barrios más marcados por la violencia: Cerro Norte. Fuentes académicas y del Ministerio del Interior coinciden en que los indicadores de la Seccional 24, que tiene jurisdicción sobre los complejos, están entre los peores de Montevideo. El director del Observatorio Sobre Violencia y Criminalidad, Rafael Paternain, no autorizó la divulgación de los datos precisos.
Parte de la culpa por esta situación la tiene la arquitectura de los complejos, o la falta de ella: una hilera de diminutas casas, una arriba de otra. Están tan apretadas que parecen construidas en un único gran y alargado bloque que fue separado por delgadas membranas de cemento. El amontonamiento también es interno: diez o más personas están obligadas a compartir los reducidos espacios de cada casa.
Ser parte de Los Palomares, como se nombra despectivamente a los complejos, es estar cerca siempre de la violencia. Como dice una asistente social con 20 años de trabajo en la zona: "Es muy probable que un niño de los complejos haya sido testigo de una balacera". Aunque esto es un universo geográfico acotado -aproximadamente 400 viviendas de un lado y 500 del otro, en una superficie que se recorre en poco menos de media hora- para muchos, esto es Cerro Norte. Es en estas amontonadas viviendas que muchos piensan cuando se enteran de un hecho de violencia en la zona. En realidad, La Paloma, donde están los dos "19", es uno de los barrios del norte del Cerro.
Todos se saben estigmatizados. Hay jóvenes que alardean con tener armas, y se enorgullecen del miedo que produce el prejuicio hacia el barrio. Pero muchos se indignan porque nombrar dónde se vive cuando se busca trabajo equivale casi siempre a no conseguirlo.
Mercedes Martínez, una vecina que sale al encuentro de Qué Pasa, tiene muchos años en el 19 De Abril. Dice que vivió en varias partes de Montevideo y repite, como tantos otros, que "la violencia está en todos lados".
Nadie, sin embargo, se niega a ver la realidad. Luego de unos minutos, todos admiten que la violencia nunca está demasiado lejos de sus vidas. A unos metros de la charla, en el cruce de Haití y Bogotá, una banda apodada "Los Ricarditos" baleó a dos y mató a uno, en julio del año pasado. Todos se acuerdan de hechos así.
Hace dos años, el Ministerio del Interior puso en marcha el programa Mesas Locales de Convivencia y Seguridad Ciudadana en varios Centros Comunales Zonales, entre ellos el 17, del que forman parte los complejos. Luego de varias reuniones, los propios residentes identificaron sus principales dolores de cabeza: conflictos vecinales, violencia doméstica, droga y hurtos.
La presencia de la pasta base, expendida sin distinciones y a ritmo constante, es parte de lo cotidiano. Todos saben dónde se vende, pero también saben que una denuncia lleva a represalias. La relación con la policía, definida por un vecino como "malena" (mala, en la jerga) es tensa, y muchos creen que será aún más complicada cuando los agentes intenten cumplir con lo que anunció el Ministerio del Interior la semana pasada: atacar las bocas de venta de la pasta base.
También las armas, blancas y de fuego, son parte de la vida de los complejos. En la Seccional 24, el subcomisario Esteban Carballo saca el arsenal requisado apenas en los últimos días: hay fierros, cuchillos, palos y una chumbera que parece más potente que lo que realmente es. "Acá hay de todo", dice quien tiene que coordinar a aproximadamente 150 policías para cubrir las necesidades de toda la seccional. En el mapa, Carballo señala calles como Haití y Santa Cruz de la Sierra cuando define la parte más conflictiva de Cerro Norte: todas están en los complejos. El subcomisario Carballo hace seis meses que trabaja en la 24. El día a día para él es una llamada atrás de otra a sus teléfonos y gente llegando hasta la seccional.
Para los policías que él coordina, lo cotidiano es la mediación. "Es lo que más hacemos, mediar entre las partes en conflicto. La pasta base también es un problema, pero no es exclusiva de esta zona. La convivencia en ese barrio es difícil. Por un lado están aquellos que tienen trabajos o changas pesadas y llegan agotados y estresados. Esa persona no va a tener mucha paciencia cuando el perro de al lado empiece a ladrar. Y están aquellos, muchas veces jóvenes, que hacen ostentación de su fuerza y buscan el conflicto: acá es importante imponerse".
FORASTEROS. Para entrar a los complejos hay que ser precavido. Las visitas se pactan de antemano por celular, un aparato ubicuo en el barrio y hay que esperar a los vecinos a una distancia prudente. Solo entran sin control previo los que trabajan desde hace muchos años en alguna de las 21 instituciones públicas o privadas que operan en la zona. Pero todos se cuidan. María José Beltrán trabaja desde hace cinco años con los vecinos de los complejos. Nunca le pasó nada. Pero ni ella ni su colega, Mercedes Lukín, van a visitar a alguien luego de la caída del sol.
Lukín participó de las reuniones de las mesas de convivencia y seguridad. Es asistente social y trabaja en todo el Cerro desde hace mucho, tanto en el programa Apex-Cerro, de la Universidad de la República, como en el Inau. Junto a Beltrán recorre los complejos como nexo entre los estudiantes que hacen su práctica ahí y los vecinos. Son un Equipo de Barrio Operativo, o EBO. Lukín dice que los conflictos entre vecinos pueden surgir por algo trivial: "La música muy alta. La pelota que rebota y rompe algo. El perro que ladra. Esos pueden ser factores que desaten un conflicto. Y una de las causas está en la geografía del lugar, que condiciona la convivencia". Nada permanece oculto. Todo está a la vista y al oído de todos.
Como el hacinamiento es extremo, no extraña que siempre haya mucha gente afuera: adentro no hay lugar. Muchos caminan de acá para allá o van hasta una cancha de fútbol que está en el medio del 19 De Junio. Pero los picaditos no son muy frecuentes. Como explica un vecino, una entrada dura lleva al insulto y en estos lados, del dicho al hecho puede haber un muy corto trecho.
Lo que queda es "hacer esquina". Grupos de jóvenes se juntan en una punta de los pasajes desde donde registran a todos, en especial a los que entran a su territorio. "Tendrían que estar trabajando. O estudiando", dice otro vecino y agrega que "acá, el ocio no lleva a nada bueno".
Son los jóvenes los que le dan la fisonomía al barrio. En toda la zona La Paloma-Tomkinson, cerca del 60% son menores de 29. En comparación, solo el 35% tienen menos de 30 años en Pocitos, de acuerdo al último censo. Muchos de estos no llegan a concluir el ciclo básico. Antes de completarlo, ya están fuera del sistema educativo. "Uno de tres, o más, no termina el ciclo básico", dice el profesor de historia Luis Martínez, delegado sindical en el Liceo 11, en Grecia y México. Martínez ve todos los años cómo alumnos, en particular de la zona norte del Cerro, van desertando a un ritmo inexorable.
MÉTODOS. Carlos Britos, Cacho, tiene un reparto de soda en la zona y es el presidente de la comisión vecinal. Se mudó al 19 De Junio hace siete años y vive en una de las casas del pasaje 57. Dos gatos para mantener a raya a las ratas y una perra contra los que quieran entrar a robar son su compañía, ya que se separó hace unos meses.
Se hizo del recorrido del repartidor de la zona cuando éste fue testigo de un asalto a otros repartidores y no quiso seguir trabajando en esos corredores, que entre una punta y otra albergan 48 viviendas. Cacho era cliente y enseguida aceptó la propuesta de trabajo y negocio. Tres veces por semana recorre desde la calle Santín Carlos Rossi, que rodea una parte del Estadio Tróccoli, hasta Puerto Rico. Los restantes días intenta llegar al jornal como vendedor.
Su casa está en la esquina misma del pasaje 57. Sale, cierra el portón con un alambre y comienza a oficiar de guía. Saluda a todos, siempre con un "vecino" o "vecina". Parece Omar Gutiérrez. Tercamente optimista, cree en la integración y el diálogo para resolver los problemas de convivencia. También cree que si las oportunidades surgen, serán aprovechadas. "Qué la van a aprovechar…", le retruca Nancy, una vecina que atiende un almacén. "Te apuesto que si venís y les decís que le ofrecés trabajo, se borran todos. Son unos vagos", sentencia resignada.
Cacho se ríe y sigue camino, pero reconoce que la vecina tiene sus razones. Como presidente de la comisión vecinal, se preocupa por lo que pasa en el barrio. "A veces, roban algo en una punta del pasaje, una sábana colgada, lo que sea, y me la vienen a vender, para juntar para pasta base. Si compro, no tengo códigos. ¿Cómo voy a reclamar algo si contribuyo a que eso siga? Tengo que hacer que entiendan que esto, por poco que sea, es lo que tenemos", dice.
Conversar con un joven que busca llegar a la próxima dosis es, dentro de todo, de lo más liviano que le puede tocar. Con conocimientos en conexiones telefónicas y eléctricas, estuvo un día ayudando a unos trabajadores de UTE que huyeron despavoridos cuando fueron amenazados por un vecino armado. Tuvo que ir a apaciguar al que había encañonado a los técnicos y explicarle, una y otra vez, que si corría a los de UTE, la luz nunca iba a volver. Porque los apagones son frecuentes en las comunidades. Y las pérdidas de agua. Cacho estima que aproximadamente 5.000 hogares en Cerro Norte están enganchados irregularmente a los cables de UTE. "Y debe haber unas 200 pérdidas de agua", acota.
No todos emplean los mismos métodos que Cacho para poder llevar una vida más o menos digna. Mónica Figueredo vive en el 19 De Abril desde hace más de 15 años. Tiene ocho hijos y está desocupada. Cuando consigue algo, sale a trabajar. Para ella, la casa y la familia es lo único que importa. Cuando Teresita, otra vecina, expresa sus máximas para la convivencia-"No te metás, no opinés y si podés dar una mano, hacelo"- ella coincide. "Si tengo confianza, por ahí le digo que no fume pasta base. Pero si no, que se mate, qué me importa. No me meto con nadie. Y que nadie se meta conmigo".
A veces, sin embargo, no queda otra que intervenir. Antonio Quirino es concejal desde hace nueve años por el MPP y se acuerda de cuando funcionaba el merendero Estrella. El merendero atraía a muchos niños y a veces también a "malandras" que andaban en moto a toda velocidad entre los más chicos. Siempre estaban armados: "A una persona así no la podés encarar mal. Tenés que ir a hablarle como si fueras el más simpático y comprensivo. Y tratarlo con mucho cuidado. Porque si no… A una persona así no la podés lastimar. Cuando se recupere, va a venir por vos".
Quirino, Figueredo, Teresita y Esterlina Rodríguez, otra referente para los vecinos, son de los que se quedaron en el barrio. "Hay gente que se halla y otra que no. Algunos vienen, se quedan un tiempo hasta que consiguen algo de plata y luego se van. Como acá no pagan nada porque la zona no está regularizada, pueden ahorrar algo y luego irse. Pero hay algunos que se quedan, como nosotros", explican.
Con la permanencia vienen las ganas de mejorar. Y hay mucho para hacer. Miguel "Cono" Castro señala un cable pelado, grueso y negro, que cuelga de una columna en un gran espacio verde al lado del merendero Estrella. "Si se muere un niño porque no sabe que no tiene que ir a tocar ese cable, ¿a quién voy a reclamarle?", se pregunta.
"Dentro de poco van a terminar las obras que rodean la zona, pero nosotros seguimos en la misma de siempre", dicen muchos cuando piensan en que es apenas una calle -la recién pavimentada Porto Alegre- la que separa un gueto, el 19 de Junio, del 33 Orientales, en pleno proceso de regularización. Las viviendas de ese barrio están separadas por un pequeño espacio que parece crecer cuanto más se lo compara con el amontonamiento del otro lado. "Pensamos que va a ser positivo para toda la zona, pero siempre nos preguntamos hasta cuándo vamos a seguir así", comenta Quirino. Figueredo, por su parte, ya se resignó. "Una vez, en la intendencia me dijeron: `ese tizón no la agarra nadie`. Yo creo que es así".
Del otro lado, en el 19 De Junio, Cacho comenta: "Acá hay mucha gente que ya claudicó, pero creo que vamos a estar mejor", comenta. Cacho apoya su optimismo en que la intendencia, dice, finalmente comenzará a construir un Salón Comunal en el medio del complejo. "Me puse esta mochila de tratar de hacer algo por el barrio y por orgullo personal voy a seguir cargándola", dice antes de despedirse.
Al otro día, tiene que salir a vender soda y recorrer esos pasajes donde la pobreza, la resignación y la violencia siguen instalados desde hace casi 35 años. u
Calles salvajes
La intersección de las calles Haití y Bogotá, justo en la entrada del 19 De Abril, es uno de los lugares más peligrosos de Cerro Norte. Fue ahí que el año pasado dos delincuentes mataron a un hombre con un Magnum .357. El lunes pasado, otra persona murió en ese lugar, baleada por un menor de edad. Lo que comenzó como un "mangueo" derivó en una pelea, que terminó cuando el derrotado sacó un arma y mató a quien no quería entregar el último cigarrillo que le quedaba.


Parte del paisaje | En la policlínica del ccz 17
La pediatra Teresa Briozzo es la coordinadora de la policlínica La Paloma, en Camino de las Tropas y Pernambuco, donde trabaja desde 1990. "Es difícil cuantificar, pero mi percepción es que hay más violencia. Siempre trabajé en esta zona y antes no tenía reparos en salir a caminar por el barrio. Ahora sí. Aunque es cierto que nunca me asaltaron acá y en otros barrios sí". Afuera del consultorio de Briozzo, Susana Álvarez, Ana Arriola y Mónica González, cuentan que la violencia es parte del paisaje. "Si todos los días la ves, al final te acostumbrás", dice Álvarez. Las tres fueron rapiñadas en algún momento en sus recorridas por el barrio. Las tres cuentan de numerosos robos a la policlínica. Y las tres disciernen entre distintos niveles. No es lo mismo ser asaltada que insultada o amenazada, como suele ocurrir en el mostrador de la policlínica. "Uno minimiza esas cosas, por la frecuencia", dice la psicóloga González. Uno de los mayores problemas ahí es la violencia doméstica. "A veces, vienen por algo que no tiene que ver con eso y hablando de a poco se van conociendo las historias: hombres que golpean a sus parejas, madres que golpean a los niños, niños que se golpean entre sí. Y mujeres que le pegan a su marido también", comenta González. Lo positivo entre tanto dato sombrío, dice Briozzo, es que la capacidad de pedir ayuda ha aumentado.

Regularizar la pobreza 
En Cerro Norte es una de las zonas más atendidas de la ciudad en cuanto a políticas públicas. Adriana García es asistente social y trabaja en el Instituto De Promoción Económico Social Del Uruguay (Ipru), una de las 21 organizaciones públicas y privadas que desarrollan actividades sociales y asistenciales en el norte del Cerro. Actualmente, dice García, el Ipru participa de la implementación del Piai (Programa de Integración de Asentamientos Irregulares), surgido de un convenio entre el Estado y el Banco Interamericano de Desarrollo en 1999. Son muchos los que esperan que Cerro Norte deje de ser sinónimo de violencia y crónica roja cuando concluya el programa, que está en sus últimas etapas (desde el Piai, se dice que las obras terminarán en el mes de julio). El programa incluye saneamiento, energía eléctrica, alumbrado público, calles, equipamientos comunitarios y 52 viviendas para realojos. A un costo de más de 125 millones de pesos, abarca cuatro barrios: 17 de Marzo, 33 Orientales, Nuestra Casa y San Rafael. Todos ellos muy cerca a los complejos 19 De Junio y 19 De Abril.

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